Olivia Velázquez Torres reflexiona sobre su trabajo de investigación.
Entre
otras cosas, las personas pronto comprendemos que algún día amaremos a alguien,
nos casaremos y formaremos nuestra propia familia. Las ciencias naturales nos
recalcan que todos los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren. La
escuela, la iglesia, los medios de comunicación nos cuentan las historias de
muchas lindas maneras, aunque el final,
para disgusto de muchas, siempre nos lleve al mismo lugar. Es una especie de
trama (en) cerrada por la que debemos transitar sin reflexionar ni cuestionar,
aunque, en determinados momentos, sabemos que las cosas podrían ser diferentes.
De
eso se trata el cuento del amor y Olivia Velásquez Torres, psicóloga y
feminista chiapaneca, nos cuenta los resultados de su investigación doctoral acerca
de la construcción social del amor romántico en estos tiempos líquidos[1]. Ella
trabajó por más de 15 años con mujeres que vivieron violencia en medio de una relación
de pareja; y, a pesar de lo difícil que podían ser las situaciones, la mayoría de
estas mujeres decían que amaban a estos
hombres que las violentaban. Ahí se preguntó ¿qué amor es ese? ¿Cuál es la explicación para estar ahí? Todas
eran diversas, de condición económica muy
baja o con mucho dinero; analfabetas o con estudios superiores, al final el discurso era el amor.
En
el proceso, Olivia se fue dando cuenta que la
forma de amar no dependía de que estuvieran en violencia o no, sino más bien del
modelo amoroso que aprendemos y que construimos en nuestras vidas. Aclara
que este tipo de amor está basado en la erotización
de la desigualdad, pues buscamos parejas que creemos superiores a nosotras; es
decir, no las buscamos igual, en el sentido de valor humano… de entrada
empezamos a relacionarnos en una situación de desigualdad, estamos conscientes
de ello y lo aceptamos.
¿Qué es el amor romántico?
El amor romántico es un modelo de relación
amorosa entre parejas que tiene características particulares, como la
heterosexualidad, la monogamia, la idea de la eternidad del amor y, sobre todo,
la reproducción. Es un modelo construido en un
momento histórico de la humanidad y responde a intereses particulares de la
sociedad, específicamente en el nacimiento de la era industrial. Es el modelo
con el que se rigen las relaciones entre hombres y mujeres, sobre todo en
pareja.
¿Se circunscribe a las relaciones de
pareja?
Está
circunscrito a la pareja y se coloca por encima de otras relaciones que se
puedan tener con amigas, hijas, hijos, parientes. Para explicar, podríamos
separar lo que es el amor y el romanticismo.
El romanticismo se puede encontrar en
diferentes relaciones, incluso en formas de ver la vida. Es una ideología que
nace en la literatura, pero que se fue incorporando a la vida cotidiana y tiene
su expresión en las relaciones amorosas en la época industrial. El romanticismo
pone al sentimiento por encima de la razón. Lo más importante para esta
ideología romántica es dejarse llevar por la pasión, el sentimiento, pone a la
razón de lado y se fundamenta en la naturaleza, ahí está una de las trampitas
de esta ideología.
Podrías hablarnos del momento histórico en el que nace esta ideología
Sí… Como forma de relacionarse entre parejas,
el amor romántico se ubica en la era industrial. Antes la producción era
artesanal y se hacía dentro de las casas, en estos talleres toda la familia
participaba en determinadas cosas, no existían las fábricas, las industrias o
el trabajo asalariado. Las uniones de las personas no eran necesariamente por
amor, sino por intereses, y los matrimonios sólo se hacían en las clases altas.
Se casaban los reyes, la gente de la nobleza, pero la gente del pueblo se
juntaba y ya. El amor se daba fuera del matrimonio, con quien fuera y no tenía
nada que ver con una sola relación.
La idea de relacionarse en pareja por amor es
una construcción romántica de la era industrial.
Empieza con el capitalismo, porque se crean las fábricas y había que trabajar
fuera de la casa para la industria. En un primer momento, durante el que ya
existe el patriarcado[2],
quienes van a trabajar fuera de la casa son los varones, pero había que
mantener a estos varones, alimentarlos, tener a sus hijos, criarlos, quienes
posteriormente iban a ser obreros. Todo este trabajo de manutención,
crianza, alimentación y seguridad tenía que idearse de manera que no le costara
un centavo al naciente capitalismo, por eso se lo deja a las mujeres, quienes lo
hacen sin cobrar un peso; de lo contrario sería insostenible.
¿Cómo convencer a estas mujeres que hicieran
este trabajo sin horarios, sin paga y durante todos los días del año? Empiezan
a crear la idea de que todas estas labores de crianza sólo se pueden pagar con
el amor. Quienes hacen todo esto son personas que aman por sobre todas las
cosas ¿quién está dispuesta a hacer todas las labores domésticas sin cobrar?
alguien que ama. Así se empieza a generar la ideología amorosa, que promueve
que esas tareas no son un trabajo sino parte de la relación amorosa. De ahí, la
idea que las uniones deben ser por amor.
Aunque el patriarcado ya existía, la idea que
prevalecía antes de este nuevo contexto era más comunitaria y artesanal. Al arribar la era industrial, se crea y se va desarrollando una
conceptualización de la familia como la conocemos hoy día: con la esposa,
el esposo y la reproducción, porque se necesitan obreros; es el tipo de unión
que empieza a ser la normal, la permitida socialmente y a lo largo del tiempo
empieza a verse como la única y natural.
¿Qué papel tienen las instituciones en esta trama?
Este
sistema tenía que tener instituciones que rigieran estos pensamientos y
permitieran su sostenimiento como capitalismo.
Instituciones como el Estado, la familia, la iglesia y la escuela empiezan a
poner este modelo romántico como el único y verdadero.
La iglesia retoma toda la mitología de Adán y
Eva, del padre y de la madre que se juntan y se reproducen y [entre otras
cosas] empiezan a haber estas leyes contra el aborto, porque abortar viene a
ser entendido como la negación de la reproducción. De manera que las iglesias
judeocristianas, no sólo la católica, establecen la culpa como instrumento
idóneo para fortalecerse e imponer sus pensamientos. Todo amor que estaba fuera
de este modelo era pecado. No puedes juntarte porque quieres, tienes que
casarte; tener los hijos que puedas y bautizarlos o vives en pecado. Empiezan a
jugar con la culpa y el pecado. La mujer tiene que ser virgen, porque de lo
contrario no garantizas que estos hijos e hijas que nacen de esta relación sean
de determinado hombre, quien necesita asegurar la pertenencia de su
descendencia, por las herencias.
El Estado empieza a regir los matrimonios
civiles. Los matrimonios sólo pueden ser entre un hombre y una mujer, porque
necesitamos que se reproduzcan. Un hombre y un hombre, para qué se casan. Una
mujer y una mujer…
La escuela se encarga de reforzar las
diferencias genéricas. Las niñas se educan para las labores domésticas y los
niños para los trabajos fuera de la casa. Al final de cuentas, cada cual va
haciendo lo que el sistema necesita. Se naturaliza un concepto de familia que
ha prevalecido hasta la fecha y que constituye la base de esta sociedad
capitalista. Estas instituciones cumplen a cabalidad la función que el Estado
les ha dado, no harán nada que contravenga estas disposiciones.
¿Qué papel juega la violencia en el amor romántico?
La violencia es el pilar de este modelo, le da
sentido, porque está basado en las desigualdades.
[Este modelo] nunca fue pensado en una relación igualitaria, es hijo del
patriarcado y desde ese momento ya es un modelo pensado desde la desigualdad.
La violencia no es producto de esta relación, sino la que lo sostiene.
Finalmente el modelo romántico es la erotización de la violencia; es decir, se
piensa que la violencia es amor. Un romanticismo fundado y recreado como “precioso”
que hace que todo mundo lo quiera, lo desee y pareciera que lo disfrutamos,
aunque lo que esté abajo es la violencia y las desigualdades entre géneros que se
manifiesta en múltiples formas.
¿Se dan cuenta las mujeres que al momento de amar, entregan su poder a la pareja?
El funcionamiento de los sistemas patriarcal y
capitalista, y de cualquier sistema [de dominación], es poner estas ideologías,
pensamientos y simbolizaciones como únicas, normales y naturales; de tal manera
que las personas llegamos a internalizar e incorporar esta forma como la única,
la normal, la buena. Por eso, insisto en que engarzaron la
cuestión del amor con la naturaleza y por eso sentimos que no hay otra forma. Todo
esto lo extrapolo a otras relaciones, por ejemplo: los hijos y las hijas, si yo
les amo me pongo de tapete, porque el amor quiere decir que doy todo. En
esta ideología el amor es inmolación, sacrificio, dolor, sufrimiento y
despersonalización.
¿Hay diferencias en cómo viven ese amor romántico las mujeres y los hombres?
A quien había que convencer de que hicieran un
trabajo gratis es a las mujeres. A los hombres no, porque en un primer momento,
ellos se iban a la industria y les iban a pagar, explotados y todo lo que
significa el capitalismo pero recibían un salario.
Con el capitalismo se creó el espacio privado
y público. El espacio público es para los varones y el espacio privado para las
mujeres. Se empiezan a configurar las subjetividades propias para cada espacio:
que a las mujeres les guste estar en
su casa, les guste cuidar a las
personas, les guste limpiar. Y a los
varones que no les dé miedo salir a la calle, alejarse de su casa, que puedan
convivir con otras personas diferentes a su familia. Las mujeres conviven con
su familia y los varones pueden convivir con mucha gente diferente y formarse,
como quiera que sea la formación.
Las desigualdades entre mujeres y hombres ya existían,
pero se acomodan de manera funcional al sistema capitalista. Finalmente, las
mujeres empiezan a sentir este amor
incondicional. A los hombres no necesitaban contarles el cuento, no tenían por
qué amar a su compañero obrero.
Esta subjetividad capitalista fue creada para
mujeres y hombres en todos los ámbitos, pero en el ámbito íntimo personal sigue
estando vigente. Ahora pareciera, lo han dicho muchos estudiosos, que con el
neoliberalismo y la era de la tecnología las subjetividades han cambiado. Yo
sostengo, de acuerdo a lo que estudié, que han cambiado muchas cosas, pero la
forma de concebir el amor todavía no cambia, está tan internalizada y tan
naturalizada que pareciera que, en nuestro Chiapas actual, está intacta.
Entonces, el sistema patriarcal, con ayuda
del capitalismo, crea estos dos géneros diferentes, sobre todo desiguales pero complementarios,
para que funcionen. Es decir, a nosotras como mujeres nos construyen
para creer y estar convencidas de esta forma de amar como la única y buena, con
todas estas características de cuidado, entrega, etcétera. Y a los hombres los
construyen para reproducir este mismo modelo, pero con sus papeles específicos.
Yo quiero cuidarte y tú quieres ser cuidado, yo sufro porque tú te vas y te
vas, sabes que sufro y te sientes bien por eso. Son complementarios pero no
para vivir una vida feliz, sino para que funcione este sistema.
Ellos
también están en la búsqueda, aunque hay estos mitos de que las mujeres son las
que se quieren casar y los hombres son los escurridizos. Pero también quieren
casarse, aunque para ellos no implica un cambio de estatus ni de condición,
pueden estar casados y tener varias compañeras sexuales; quieren estar casados
porque hay alguien que los cuide. Este sistema está más robusto que nunca,
claro que hacemos nuestras resistencias, lo hemos fisurado pero no logramos
quebrarlo.
¿Se puede amar de otra manera?
Hay
otras formas de relacionarse sí, pero fuera del modelo romántico. Es decir,
dónde el amor sirva efectivamente para nutrir a la otra u otras personas, porque no tiene que ser a
una pareja, vivir en pareja ni amar a la misma especie, uno puede amar a las
plantas y [a los] animales, aunque para la ideología romántica eso no es amor,
y no para siempre, hasta más allá de la muerte. El romanticismo dice que el
amor es hasta que la muerte nos separe y en la eternidad vamos a seguir juntos.
Para la ideología romántica la única forma de amor es el de pareja, cuando te
sales de esos parámetros se nombra como locura, como anormalidad.
¿Qué posibilita la construcción de otras formas de amar?
Entre
más relaciones tengas con diferentes personas y más salgas de ti, más
posibilidades tienes de experimentar, crear y construir formas diferentes de
amar; es
decir, si sólo estás en tu casa con tu papá o mamá, o con tu esposo e hijos, es
lo único que conoces y lo único que conocerás siempre. En cambio si sales al
ámbito público y te relacionas con la diversidad de personas, animales,
naturaleza, etcétera, puedes construir muchas formas de amar. La otra es
construir el amor no como dice el romanticismo: que del cielo te cae el amor,
esto no es cierto; se construye en las relaciones, en la convivencia de lo
cotidiano, y cuántas y qué formas, depende de la creatividad de las relaciones.
Existe
el movimiento de los poliamorosos. Es
una forma de amar, habría que ver si han logrado quitarse estas telarañas del
romanticismo, pero están experimentando. Las diversas formas de amar siempre
han existido históricamente en las sociedades, pero como no se permitían no se
conocen todas, están cubiertas y ocultas. Los seres humanos podemos crear
infinidad de formas de amar, lo que pasa es que socialmente estamos muy
limitadas.
¿Cuál es la vigencia del modelo romántico?
Esta
sociedad sigue siendo capitalista en su fase neoliberal, por supuesto
patriarcal, lo que le da ciertos matices diferentes al romanticismo inicial. La
esencia del romanticismo todavía la tenemos en el inconsciente colectivo.
Tenemos esa idea de que quiero tener a mi pareja y encontrarla, porque
seguramente está en alguna parte y con esa pareja voy a vivir toda mi vida y a
tener a mis hijitos. Una de las cosas que encontré es que las mujeres
seguimos amando bajo este modelo romántico y estamos en la búsqueda de lo que
llamé en mi tesis la familia corn flakes:
de formar la familia ideal: la mamá sirve el cereal al papá y a sus dos
hijos, todos son rubios, de clase media alta y muy felices.
Algo
interesante es que aunque nos enamoremos y amemos mucho, hay que tener hijitos,
no basta con que el otro me ame o que quiera compartir un proyecto de vida,
etcétera; si no hay hijos se acabó el amor. La reproducción es tremendamente
importante para el modelo romántico, es otro pilar. La forma en que amamos
es desde la búsqueda de este amor, y estoy hablando de la investigación de hace
un año, es muy vigente; y si volteamos a ver esta idea está en todas partes.
¿Cuál es el matiz neoliberal del modelo?
Tiene
que ver con el consumo excesivo. Cada vez hay más bodas, tienes que casarte
bien, en un acto público y con un derroche excesivo de cosas, con vestido y
fiesta espectaculares para todos los niveles sociales. Los ricos lo hacen de una
manera escandalosa, los pobres se endeudan para tener una boda que les da
imagen. Todas las cosas que hay alrededor de la pareja y la boda fastuosa está llena
de maravillosidades; luego la llegada del bebé con el baby shower, la fiesta,
el bautizo; el segundo y el tercero, todo rodeado de consumo de cosas costosas,
con mesa de regalos en tiendas transnacionales. Este es el matiz neoliberal,
pero la esencia es la misma, amándonos para reproducirnos hasta que la muerte
nos separe.
¿Con que te quedas luego de esta experiencia?
Este
sólo es un modelo hegemónico. Creo que se pueden crear humanidades diferentes y
construir relaciones diferentes, incluso entre las mujeres. El patriarcado nos ha
dicho que entre mujeres nos hacemos daño, y sí hay relaciones destructivas,
pero quienes nos ayudan a salir de situaciones críticas por amar de esta manera
son las mismas mujeres. También es necesario construir relaciones que no te
consuman, con las que puedas explorar y estar en otros espacios, que no te
pongan en el dilema de que estás con una pareja y la amas o eres científica
o artista; sino desde donde tengas la posibilidad de construir en ambos lados. El
movimiento feminista lo ha mostrado y aunque sabemos que ahora somos
esclavas del amor y del capitalismo, hemos ido quitándonos cadenas.
[1] Término
en referencia al concepto de “modernidad líquida”, acuñado por el sociólogo Zygmunt Bauman. Una sociedad caracterizada por la incertidumbre y
por la vertiginosa rapidez de los cambios que ha debilitado los vínculos
humanos.
[2]
Orden social que organiza a los seres humanos a partir del género y produce
relaciones de desigualdad y dominación al centrarse en la autoridad del padre, cuya
figura en algunas sociedades antiguas sostiene los principios de la creación y
del poder. Estas ideas sirven de base para que en las sociedades contemporáneas
continúe la jerarquización del hombre y lo masculino por sobre las mujeres y lo
femenino, así como sobre otros hombres, la niñez, la juventud y las personas
mayores (Con ideas de Gerda Lerner y Marcela Lagarde).
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